Jorge Hernández Fonseca
3 de Abril de 2012
La problemática cubana se presenta cada vez más interesante. Todos recordamos como hace unos pocos años, cuando el dictador cubano Fidel Castro presentó los primeros síntomas de decrepitud, desmayándose primero en un acto público en El Cotorro y cayéndose estrepitosamente después en Santa Clara. Se comenzó a hablar entonces de la disyuntiva entre una sucesión dinástica dentro de la familia Castro y una transición a la democracia, en los cánones de los países civilizados, discutiéndose los pros y los contra de esas alternativas.